El área mediterránea por antonomasia es la cuenca mediterránea, es decir, las tierras que rodean el mar Mediterráneo. Se extiende por territorios europeos, asiáticos y africanos y ocupa una superficie de 2.300.000 kilómetros cuadrados. Se conocen unas 25.000 especies, el 50 por ciento endémicas. La flora mediterránea presenta numerosas soluciones para adaptarse a los factores ecológicos que han influido en su evolución: hojas duras y persistentes para resistir el verano seco, espinas, pinchos y sustancias tóxicas para defenderse de los herbívoros, plantas bajas en forma de cojín o matas que pierden hojas en verano para reducir la transpiración.
En el Jardí, la flora de la extensa cuenca mediterránea se ha distribuido en cuatro subregiones biogeográficas: Mediterráneo oriental (entre Italia y el Cáucaso), Mediterráneo occidental (península Ibérica e islas Baleares y Tirrenas), norte de África (desde Marruecos hasta Túnez) e islas Canarias.