En estas fotografías tomadas en el bosque de Collserola y en el Jardín Botánico de Barcelona, Diego Petrilli reconoce y transmite lo que nos mueve por dentro. Estos pequeños momentos congelados en el tiempo guardan una belleza casi sobrenatural.

Muestra de fotografia UNISONO. Aula Mediterrània del Jardí Botànic de Barcelona
Observo estas imágenes como una invitación a respirar profundamente, escapar por unos instantes de la vida urbana y las seductoras pantallas y maravillarnos con este universo paralelo en miniatura. Las veo como una exhortación para permitir que florezca una vez más nuestro cariño innato por la naturaleza, de modo que no sólo podamos experimentar la belleza sino también tomar conciencia para proteger a los organismos con los que compartimos el planeta y de los que dependemos. Mediante la observación de los pequeños detalles, sentimos la maravilla de las plantas y nos damos cuenta de que la vida continúa, incluso cuando no estamos para observarla y que los seres humanos no son el centro de todo. Por eso, esas fotografías son tan relevantes.
Jonathan Drori escritor y ambientalista.
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